jueves, 11 de febrero de 2010

Nuestra Señora de Lourdes



Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
-No nos queda vino.
Jesús le contestó:
-Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
-Haced lo que el diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
-Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
-Sacada ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
-Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él. Después bajó a Carfarnaún con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.

Juan 2, 1-11

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