En aquel tiempo, dijo el Señor:
-« ¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: “Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis.” Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores.” Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón. »Lucas 7, 31-35
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