DEVOCIÓN AL SANTO ANGEL DE LA GUARDA
(San Juan Berchmans)
(San Juan Berchmans)
Ángel Santo, amado de Dios, que después de
haberme tomado, por disposición divina, bajo tu bienaventurada guarda, jamás
cesas de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo te venero como a protector,
te amo como a custodio; me someto a tu dirección y me entrego todo a ti, para
ser gobernado por ti. Te ruego, por lo tanto, y por amor a Jesucristo te
suplico, que cuando sea ingrato para ti y obstinadamente sordo a tus
inspiraciones, no quieras, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario,
ponme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enséñame, si soy
ignorante; levántame, si he caído; sostenme, si estoy en peligro y condúceme al
cielo para poseer en él una felicidad eterna. Amén.
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